viernes, 16 de diciembre de 2011

LA HISTORIA DEL FARO DE PUNTA MOGOTES


El faro que millones de argentinos tienen en mente cuando se habla del tema es Punta Mogotes, inaugurado en 1891 en Mar del Plata, en tierras donadas por Jacinto Peralta Ramos. El sitio está repleto de historia, basta recordar que no muy lejos —en el Cabo Corrientes— ancló en 1826 la flota del Almirante Guillermo Brown, durante la guerra contra el Brasil. El puerto de Mar del Plata se construyó en 1914 y cuando encalló el vapor Mendoza, en 1916, se agregó una "sirena de niebla" al faro.

Este verano los turistas podrán acceder a ese pasado en el Parque del Faro, diez hectáreas donde funcionará el Museo del Mar y un anfiteatro donde se representarán hechos históricos. Habrá desde muñecos hasta un buque con personajes conocidos. Y quienes quieran saber cómo trabaja el faro, podrán visitar la "campana de los sonidos", desde donde se transmiten señales a los barcos cuando hay niebla.

A fines del siglo XIX Punta Mogotes supo tener un torrero austríaco, Fernando Müller, que recibía a sus visitantes vestido de traje con levita gris y una flor en el ojal. Hacia el año 1903 el personal del faro disponía de dos coches de caballos, un bote salvavidas —para tareas de rescate en el mar— y un molino de viento que no desentonaba con las chacras y tambos cercanos. En invierno, la carne y el pan cotidianos para los fareros se entregaba cada dos días, porque no había buenos caminos.

La lámpara original de Punta Mogotes, que giraba sus sistemas ópticos con un mecanismo de relojería que pesaba 120 kilos, tenía cinco mechas que quemaban gas de querosén y emitían luz cada 10 segundos.

En 1928 llegó la última palabra en iluminación: lámparas suecas AGA alimentadas a gas acetileno, que tenían un alcance óptico de 33,8 millas náuticas. En 1938 se instaló el radiofaro, que emitía una señal de dos minutos de duración, muy útil para la navegación cuando hay niebla. En 1975 se instalaron los equipos de iluminación actuales, eléctricos.



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